La orden o receta, es el medio fundamental de transmisión de información entre profesionales sanitarios, por lo que debe suponer una garantía total para los usuarios.

La receta médica privada -al igual que la pública-, es un documento normalizado y obligatorio mediante el cual médicos, titulados y colegiados en España, legalmente facultados para ello, y en el ámbito de sus competencias, prescriben a los pacientes medicamentos sujetos a prescripción médica para su posterior dispensación en las oficinas de farmacia.

La Directiva de Ejecución 2012/52/UE de la Comisión, de 20/12/2012, por la que se establecen medidas para facilitar el reconocimiento de las recetas médicas expedidas en otro Estado miembro, se encuentra aún pendiente de transposición al ordenamiento español mediante la correspondiente Orden Ministerial de la Dirección General de Farmacia y Productos Sanitarios del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Entretanto, son varios los proyectos que, adaptados al cumplimiento de los requisitos legales, impulsan el establecimiento de un sistema de receta electrónica que garantice la trazabilidad y seguridad exigidas por la normativa.

Mientras que el sistema de receta electrónica que poco a poco se va implantando en la red del Sistema Nacional de Salud continúa generando problemas tanto de usabilidad como de interoperatividad entre los distintos sistemas públicos sanitarios de las 17 Comunidades Autónomas, también las clínicas privadas españolas han decidido ponerse a trabajar para conseguir hacer realidad la implantación de la receta electrónica en su sector, mediante un modelo interoperable entre los hospitales privados y las farmacias, como las vinculadas a la Alianza por la Sanidad Privada Española (ASPE).

Otra de las organizaciones que aglutinan hospitales y clínicas privadas en España, el Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (IDIS), se encuentra en estos momentos trabajando en la creación de un modelo de interoperabilidad sanitaria que aglutine tanto al sector público como privado. Su intención es poner en contacto a la sanidad privada con las diferentes Consejerías de Sanidad autonómicas para implantar un proyecto de interoperabilidad que permita colocar al paciente en el centro del sistema, a través del intercambio transparente de sus datos clínicos.

Además, algunos Colegios profesionales también han comenzado a ensayar la implantación de la e-receta, como los médicos y farmacéuticos sevillanos. Su objetivo es conseguir un modelo válido para todas las Comunidades Autónomas españolas, que permita al paciente identificarse con el DNI electrónico, sin necesidad de tarjeta sanitaria específica, ahorrando de este modo engorrosos trámites burocráticos.

Por su parte, el sistema de prescripción electrónica desarrollado por la Organización Médica Colegial de España (OMC), está siendo implantado en diversos centros hospitalarios y clínicas privadas, tras acreditar su fiabilidad con más de 24 millones de recetas prescritas y en fase de implementación por el Consejo General de Farmacia. Con este sistema, los médicos cuentan con total disponibilidad online de sus talonarios informáticos de recetas las 24 horas y los 7 días a la semana, permitiendo el acceso a la prescripción a aquellos doctores que estén Colegiados y habilitados para el ejercicio profesional en España.

Estas características junto con el Código de Validación Electrónica único para cada receta, aportan un alto rango de seguridad. El sistema obliga a presentar el DNI en la farmacia y refleja el historial de las dispensaciones para cada paciente, lo que impide el fraude (utilización de una receta más de una vez) y añade un segundo nivel de seguridad a la hora de evitar incompatibilidades entre determinados fármacos, ya que en ese caso el farmacéutico podría detectarlas en su ordenador.

En cualquier caso, con el cumplimiento del Real Decreto 1718/2010 sobre receta médica, se establece un control que contribuye a mejorar el uso adecuado de los medicamentos, simplificando la tarea de los profesionales médicos y farmacéuticos y reforzando las garantías de los usuarios.

Así, la validez y trazabilidad de las recetas médicas privadas diseñadas y expedidas conforme a lo dispuesto en la normativa estatal y comunitaria -incluida su adaptación a lo dispuesto por la Transposición en España de la Directiva Europea de Asistencia Sanitaria Transfronteriza, que establece la obligación de consignar los datos de contacto del prescriptor- permite, en caso de ser necesario, anular una receta tanto por motivos terapéuticos como en casos de pérdida de robo, garantizando la seguridad, el control de las mismas y su vigencia.

En todos los casos, lo que se busca es implantar un mecanismo que permita la comprobación de las recetas de forma fácil y sencilla, así como una integración total entre el ámbito hospitalario y farmacéutico, tanto como garantía de calidad y como arma para luchar de forma eficaz contra el fraude en la compra-venta de medicamentos.

Pero la cuestión que queda en el aire después de repasar el panorama actual español en materia de receta electrónica es la interoperatividad entre los diferentes sistemas que ya se están ensayando, una interoperabilidad que verdaderamente coloque al paciente en el centro del sistema sanitario.

¿Sistemas centralizados o descentralizados?

Los sistemas diseñados conforme a la ley garantizan validez, trazabilidad y seguridad, pero aún no garantizan la interoperatividad. Ni siquiera –como ya hemos señalado- el sistema de receta electrónica que se va implantando en la red del Sistema Nacional de Salud resulta interoperativo entre la maraña de los sistemas públicos sanitarios de 17 Comunidades Autónomas; y tampoco lo es entre éstos y los diferentes sistemas sanitarios europeos, a pesar de que desde 2016 se ha sustituido la hasta entonces vigente clasificación CIE-9-MC por la CIE-10-MC, como clasificación de referencia para la codificación clínica y registro de morbilidad en España, estableciendo unos parámetros técnicos de homologación y armonización que permitan esa interoperatividad futura entre sistemas sanitarios públicos. Y tampoco los modelos que se impulsan garantizan la interoperabilidad entre los sistemas sanitarios públicos autonómicos y los hospitales y clínicas privadas, ni tampoco de éstos con las farmacias.

La clave pasa por que esa interoperatividad pueda, además de resultar efectiva, garantizar por completo la seguridad y privacidad de los pacientes.

Los pacientes no deben limitarse a “orbitar” alrededor de su sistema sanitario

El problema a nuestro entender es que no sólo se parte de modelos centralizados, sino que muchas de las iniciativas reseñadas lo que pretenden es –precisamente- garantizar la pervivencia de ese mismo modelo, o el establecimiento de un nuevo sistema centralizado de gestión de órdenes y recetas. Pero entendemos que esa estrategia termina por no resultar eficaz, en último término. Y no lo es porque su mismo planteamiento dificulta extremadamente cualquier forma de coordinación e impide ab initio la interoperatividad entre los distintos agentes. Muy al contrario, creemos que el enfoque pasa necesariamente por asumir –fuera de elaboraciones retóricas- el hecho de que es el paciente el centro del sistema y no al revés, los pacientes no deben limitarse a “orbitar” alrededor de su sistema sanitario, como ha ocurrido hasta ahora. Y el desarrollo tecnológico avanza, precisamente, en la dirección contraria a dicho planteamiento centralizador.

El uso de  tecnologías novedosas que incrementan la seguridad

La tecnología blockchain aporta los elementos esenciales de la confiabilidad y seguridad, ambos elementos clave dentro del entorno sanitario. Esta nueva tecnología permitirá una gestión descentralizada y totalmente segura de la información sanitaria de los pacientes, garantizando su veracidad y el hecho de que nadie que no esté autorizado pueda acceder a ella, así como la trazabilidad de los cambios o modificaciones producidos, con disponibilidad para todos aquellos sistemas y profesionales de la salud a los que el paciente autorice el acceso. De este modo, el paciente podrá efectivamente controlar la gestión de sus propios datos de salud y la interoperatividad de éstos con los sistemas de los diferentes operadores sanitarios: sanidad pública, privada, farmacéuticos…

Algunas empresas ya han dado los primeros pasos para aplicar blockchain en la gestión de la información clínica, tratando de impedir el uso fraudulento de la información de los pacientes mediante el uso nativo de la criptografía de clave pública de blockchain, junto a la tokenización de identidades.

Pero también la gestión de las órdenes y recetas médicas -especialmente la prescripción electrónica de las mismas-, se beneficiará de las características aportadas por blockchain en cuanto a seguridad en el acceso y trazabilidad de las mismas.

La propia industria farmacéutica será beneficiaria de aquellas soluciones que apliquen la tecnología blockchain: desde la gestión de pagos hasta la automatización de la cadena de distribución, pasando por la certificación del origen legal y calidad de los medicamentos, etc.

Por último, el hecho de que la información de los pacientes resida en una estructura descentralizada, protegida y cifrada supondrá poner las cosas difíciles a los cibercriminales que, por ejemplo, pretendan hacerse con los datos de salud a través de los fallos de seguridad de las propias organizaciones sanitarias. Sólo en 2016, han sido más de 14 los hospitales afectados en los EEUU por ataques de ransomware, con la consecuencia del bloqueo e inutilización de todos los archivos médicos durante días, hasta que se ha pagado un rescate. En el actual sistema de información centralizada, una persona que posea el acceso al usuario administrador del sistema podría cambiar la medicación de miles de personas -con las consiguientes consecuencias-, sin dejar ni rastro. O incluso se podría alterar fraudulentamente la información sobre los tiempos de espera de los pacientes, sin que pudiera ser advertido por las propias autoridades sanitarias.

En un modelo descentralizado en el que los hospitales y clínicas, públicos y privados, vayan integrando bases de datos distribuidas, transparentes y seguras basadas en criptografía blockchain, serán los pacientes quienes tendrán el control de la información y este tipo de problemas no podrá producirse. Y aunque por el momento la implementación de esta tecnología sea cara, seguramente una progresiva y mayor participación e implicación de todo el sector, irán permitiendo su generalización.

José Luis del Río @jldelrio66
Área Legal BHD Consulting

bhd Consulting desarrolla proyectos de eSalud en los que el área legal constituye una pata estructural cualitativa de primer orden
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